José vive con su madre en Guatemala: una vida dura en uno de los países más peligrosos, religiosos y empobrecidos del mundo. José es su hijo menor y favorito, y su vida consiste en ir a la iglesia y vender sándwiches. Pasa sus días en autobuses llenos de gente y en las calles repartiendo comida. Resignado y distante, en los momentos libres juega con su teléfono y busca sexo al azar. Cuando conoce a Luis, José se ve sumergido en una dimensión de pasión, dolor y autorreflexión que antes era inimaginable.