Oskar se instala con la familia Farad en Marbella. En menos de una semana ha pasado de pagar a duras penas el alquiler de su piso en Aluche a vivir con Sara en la lujosa mansión de la familia, de recorrer la ciudad en moto a navegar en yate por la Costa del Sol. Pero no todo va a ser tan fácil: para ser un Farad, hay que demostrar que uno vale.