Ha pasado más de un año desde que un infarto cambiara la vida de Pedro. Desde entonces, se ha centrado en llevar una vida decente y lejos de su viejo entorno. Conserva su trabajo en la fábrica, lleva una dieta más saludable y está intentando dar un paso más en su extraña relación de pareja con Estefanía. Ha conseguido ahorrar y está a punto de dar un paso más en su nueva vida alquilando un piso en el centro, sin embargo los que le rodean siguen viendo al conflictivo quinqui de siempre. El único contacto que tiene con el barrio es su amigo Christian, con el que queda en una zona neutral de vez en cuando. Éste le cuenta que el Tito ha desaparecido con la esperanza de que su colega vuelva a Los Picadores, pero a Pedro eso le molesta y se niega a ver que es un león viviendo entre cebras. Sin embargo, por mucho que luche contra ese hecho, aprenderá por las malas que aunque se haga vegetariano, un león siempre será un león.