De regreso de Barcelona, tras una extraña conversación con el párroco de Mairena y por consejo del cabo Jiménez, Onofre dirige su investigación hacia una persona que también desapareció tras los crímenes: don Joaquín, el director de la Caja de Ahorros de Paradas. Siguiendo esa nueva pista, descubre las inversiones irregulares del marqués en negocios inmobiliarios en la costa. Onofre aprovecha su estancia en Paradas para retomar la relación con su padre, que le lleva al lugar donde reposan los restos de su abuelo asesinado durante la Guerra Civil. De regreso se detiene en Sevilla, se reencuentra con Chelo y tiene ocasión de hablar con doña Olga, la suegra del Marqués, que le facilita nuevos datos que van completado el puzzle.