Joel diagnostica acertadamente a uno de sus pacientes con un síndrome extremadamente raro, lo cual le hace sentirse particularmente orgulloso y a la vez triste, pues no tiene a nadie con quien comentar el hallazgo. Intentando hacer su estancia más agradable, Maggie prepara una cena para Joel en compañía de un médico de una clínica naval cercana. Joel lo pasa fenomenal, pero después descubre que la única razón por la que el médico cenó con él fue porque Maggie le prometió a cambio un viaje gratis en su avión hasta Juneau, por lo que su depresión va en aumento. Mientras tanto, Maurice se queda sin casa debido a la explosión de su caldera.