Hasta Eduardo llega el rumor de que la declaración de un testigo protegido amenaza con dar un vuelco al caso. ¿Quién puede ser? A Eduardo no le faltan enemigos y sospecha de todo el mundo. El testimonio inesperado puede hacer justicia en España... pero quizá suponga una condena definitiva para Ester en Bangkok. Ante el juez, Luis evita defenderse y mucho menos incriminar a Eduardo. Sabe que de su posible condena depende la puesta en libertad de Ester, que permanece en prisión después de haber sido capturada a punto de cruzar la frontera. Todo parece marchar según los deseos de Eduardo, que ya actúa oficialmente como embajador en Bangkok, con el beneplácito de los políticos que se tapan los ojos ante sus posibles actividades criminales. Pero Claudia y Luis, éste desde la cárcel, se resisten a que el destino de la familia quede en manos de Eduardo y traman un movimiento inesperado con el que pretender conseguir que sea inculpado sin que por ello peligre la libertad de Ester.