El suicidio de Bernardo causa profunda conmoción. Luis viaja a Madrid, donde prácticamente lo consideran responsable. Eduardo se ve afectado por haber sido testigo del trágico suceso, cuyas imágenes le persiguen día y noche. Carlos se ha negado a dejar la casa y Claudia sabe que en cualquier momento puede volver a suceder lo inevitable. Ester, ajena a todo lo que está sucediendo entre ellos, no entiende los cambios de actitud de su novio que, sin pretenderlo, la empuja cada vez más a refugiarse en Roberto. Éste acaba ofreciendo a Ester que trabaje para él. Claudia registra el despacho de Bernardo, el cónsul, en busca de información. Y Carlos y Ester hacen un descubrimiento entre sus archivos que puede ser la pista esencial para probar la corrupción de la embajada. En Madrid, Luis se cita con Verónica, un alto cargo del Ministerio que parece la única capaz de ayudarle. Se lo oculta a Claudia: Verónica es la mujer que estuvo a punto de terminar con su matrimonio.